Democracia, Constitución y superación de la crisis
El documento, fruto del diálogo de los Obispos reunidos en su 128ª Asamblea Plenaria la semana pasada, enfatiza el valor de la democracia y la necesidad de una participación informada de todos en el proceso constitucional. En el texto, los pastores abogan por superar la crisis política y social a través del diálogo, acuerdos y renuncias legítimas en vistas a lograr el bien común. “Resulta evidente que un texto constitucional no resolverá de inmediato las dificultades que hoy padecemos, pero sea cual sea el resultado del próximo plebiscito, es necesario que nos dispongamos con más decisión a avanzar juntos, abordando con premura los urgentes desafíos sociales y políticos que Chile tiene, más allá de nuestras legitimas diferencias y pluralidad de miradas”, recalcan.
Valores esenciales y pluralidad de opciones
Los obispos ofrecen su palabra para iluminar el discernimiento de cada ciudadano, no desde una opinión técnico-jurídica o político-partidista, sino desde los principios y valores de la Doctrina Social de la Iglesia, fundada en la Palabra de Dios: “Sus principios esenciales son: el respeto de la dignidad de la persona humana, la primacía del bien común, la subsidiariedad y la solidaridad; mientras que sus valores fundamentales son: la verdad, la libertad, la justicia, la paz y la caridad”.
Desde allí, los Obispos señalan que “desde estos principios y valores, no observamos objeciones éticas determinantes en la propuesta constitucional, lo que significa que es legítimo que ante las soluciones y normas que ella contiene, pueda haber en la ciudadanía posturas diversas y plurales”.
Vida, familia, educación y libertad religiosa
Entre algunos aspectos esenciales, se refieren al derecho a la vida, en el que la propuesta constitucional expresa que “la ley protege la vida de quien está por nacer” (en vez “del que está por nacer”). Los Obispos señalan que con el “quien” se hace un reconocimiento más explícito de la persona humana desde el momento de su concepción y se establece “un resguardo más riguroso ante eventuales proyectos de leyes que pretendan promover el aborto libre”.
Destacan los principios que buscan un fortalecimiento de la familia y las normas sobre el derecho a la educación, recordando que la propuesta adopta un sistema de provisión mixta de educación “siguiendo criterios de razonabilidad y sin discriminaciones arbitrarias, todo lo cual fortalece el principio de la libertad de enseñanza”, sin “que el Estado renuncie a las funciones que le son propias, pues se le impone la obligación de fortalecer el sistema público en todos los niveles”.
Respecto de la libertad religiosa, los obispos consideran que las normas de la propuesta “son un aporte a la vigencia de este derecho fundamental, ahora explicitado constitucionalmente”.
Estado social y democrático de derecho
El mensaje episcopal aborda el amplio tema de los derechos sociales, señalando que la Constitución debe referirse a la salvaguardia de los mismos y que “es legítimo que surjan inquietudes sobre cómo la propuesta que será plebiscitada custodia el acceso a ellos”. Por lo mismo, invita a hacer un discernimiento: “Un aspecto fundamental para el país y también para la vivencia de la fe cristiana, es preguntarse cómo la propuesta constitucional orienta y da un marco jurídico para la construcción de una sociedad más justa, a través del ejercicio de los derechos sociales reconocidos constitucionalmente, preocupación ciudadana que ha estado en el origen del proceso constitucional”.
Los Obispos exponen el texto de la propuesta: “el Estado de Chile es social y democrático de derecho” y le corresponde promover “el desarrollo progresivo de los derechos sociales, con sujeción al principio de responsabilidad fiscal y a través de instituciones estatales y privadas”, destacando la importancia que tienen para la Iglesia los principios de la solidaridad y la subsidiariedad, explicitados en el proyecto. Asimismo, destacan el verdadero sentido que ha de tener el desarrollo, a la luz de palabras del Papa Francisco en su Encíclica Fratelli Tutti: “el desarrollo no debe orientarse a la acumulación creciente de unos pocos, sino que tiene que asegurar los derechos humanos, personales y sociales, económicos y políticos, incluidos los derechos de las naciones y de los pueblos. El derecho de algunos a la libertad de empresa o de mercado no puede estar por encima de los derechos de los pueblos, ni de la dignidad de los pobres, ni tampoco del respeto del medio ambiente, puesto que quien se apropia algo es sólo para administrarlo en bien de todos”.
Derecho a la salud y a la seguridad social
Entre los diversos derechos sociales, el Episcopado se refiere en particular a lo propuesto en materia de salud y seguridad social, instando a los ciudadanos a evaluar cómo la propuesta aborda estos aspectos desde la libertad individual y el principio de solidaridad.
Sobre el sistema de salud se señala que: “el discernimiento de cada ciudadano buscará apreciar la verdadera capacidad de lo propuesto, para integrar, a la vez, el respeto a la libertad individual y el principio de solidaridad, y llegar así a un sistema de salud que permita a todos, pero especialmente a los más pobres y vulnerables, acceder realmente a las atenciones necesarias, tanto en la salud primaria como en la de mayor complejidad”.
Respecto de la seguridad social se dice que “cada uno buscará apreciar de modo informado, si las normas propuestas integran suficientemente el principio de la solidaridad y pueden hacer posible acceder a pensiones suficientes, especialmente respecto de las personas que hasta ahora han tenido pensiones muy bajas y muchas veces verdaderamente indignas”.
El desafío de una mejor política
El documento episcopal se refiere al desafío que tenemos como país de mejorar la política como un servicio al prójimo y la necesidad de recuperar valores democráticos fundamentales: “A todos nos compete mejorar la política, para que sea un verdadero oficio de amor y servicio al prójimo, que es la esencia de la persona humana. Necesitamos recuperar los valores más altos de nuestra vida democrática, que son los que han orientados a nuestra nación en su desarrollo institucional, y que tienen su centro en el reconocimiento de una verdadera diversidad y pluralidad, y en la búsqueda del bien común”.
Finalmente, se hace un llamado a cuidar y amar la patria, recordando la importancia de abandonar individualismos para trabajar por el bien común: “La Patria no se le inventa, se la cuida y se la ama. El momento presente es un fuerte llamado a abandonar los individualismos, para ponernos al servicio de los demás, especialmente los más abandonados de nuestra sociedad”.
Al concluir su mensaje, los pastores invocan a Dios y a la Virgen del Carmen para guiar la construcción de una nación basada en la fraternidad, la solidaridad y las enseñanzas de Jesucristo.
Fuente: Comunicaciones CECh
Santiago, 21-11-2023
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