La inauguración del templo.
Estando el templo terminado sólo quedaba esperar los trámites eclesiásticos para conseguir los objetivos que se había propuesto el primer grupo de interesados, el 5 de febrero de 1910. Se esperó la temporada de verano para que el templo recién construido se viese lleno de feligreses, muchos de los cuales hicieron generosos aportes económicos, para celebrar dentro de él los sacramentos.
El 14 de enero de 1912 fue la solemne inauguración del templo. Fue una gran fiesta que reunió a todo el pueblo. Para la ocasión llegaron hasta el balneario las más distinguidas familias de Santiago entre las que se contaban las que más se vieron vinculadas a la obra desde el comienzo.
El Padre Ernesto Palacios Varas, vicepárroco de Cartagena, invitó a toda la comunidad a participar de este gran acontecimiento social. Se guarda entre el archivo parroquial una invitación del 9 de enero de 1912, en donde el clérigo llama a participar de la Bendición e Inauguración del Templo Parroquial para el domingo siguiente a las 10 de la mañana.
El original del conservador periódico santiaguino, El Ilustrado informa detalladamente como ocurrió aquel día:
Desde las primeras horas de la mañana, la Plaza de Cartagena se vio invadida por una interminable columna de fieles, que concurrían a solemnizar el acto religioso que se había fijado para las 10 A.M. En efecto, a la hora apuntada, el Vicario general del Arzobispado, Pbro. Manuel Tomás Meza delegado especial del Arzobispo de Santiago, Don Juan Ignacio González Eyzaguirre, dio principio a la ceremonia con la bendición exterior del templo, la que resultó imponente. Terminada la bendición se dio comienzo al oficio de la Santa Misa. El templo estaba lleno de fieles, no existiendo, propiamente hablando, un solo sitio desocupado, albergando en el interior a no menos de tres o cuatro mil almas.
Las columnas de la iglesia ostentábase hermosamente adornadas con guirnaldas de flores naturales (que hicieron un grupo de distinguidas señoritas).Como maestro de ceremonia fue designado el Pbro. Tomás Véliz, Visitador Diocesano.
Durante la misa, un coro de cantores acompañados de una escogida orquesta, entonó hermosos himnos sagrados.
El sermón fue predicado por el Reverendo Padre Adolfo Echarte; en escogidos términos el padre dilucidó el tema: “Considera la santidad del lugar en que pones tus pies cuando entras a la casa del Señor” (Eclesiastés 4, 17)
A las cinco de la tarde el nuevo templo estuvo nuevamente concurridísimo. El padre Manuel Tomás Meza después de una breve alocución pronunciada por el visitador diocesano, padre Tomás Véliz, administró el Sacramento de la Confirmación a aproximadamente a 300 fieles, entre hombres y mujeres. En seguida, en romería (por lo que se aprecia en la fotografía, esta procesión se hizo alrededor de la plaza), se llevó a efecto, con todos los rituales de estilo, la ceremonia de traslación del Santísimo Sacramento, desde la antigua capilla al nuevo templo.
Agrega el periódico que; Estas fiestas religiosas han hecho época en el puerto de Cartagena, con motivo de la grandiosidad con que se llevaron a cabo y será durante largo tiempo motivo de gratísimos recuerdos, testimoniando que el día de la inauguración fue un momento imborrable para la vida social de los residentes y veraneantes que deseaban para el lugar un lugar donde dar culto al Señor.
Ese mismo día el Padre Ernesto Palacios aprovechó la ocasión para pedir al Vicario General de la Arquidiócesis, Pbro Manuel Tomás Mesa, presente en la inauguración, la autorización para colocar el Vía Crucis en el templo con motivo, como expresa el sacerdote, de que los fieles puedan empezar a ganar las indulgencias. El Vicario dio el permiso correspondiente y tres días más tarde, es decir el 17 de Julio de 1912, el presbítero Tomás Véliz bendijo los cuadros que recuerdan la Pasión del Señor. El Vía Crucis que actualmente existe en la iglesia parroquial no es el que se menciona de dicho año, sino que fue puesto en el año 2002 por el actual párroco. El que se menciona en la carta se mantiene guardado debido a que faltan estaciones para completarlo.
Estando el templo terminado sólo quedaba esperar los trámites eclesiásticos para conseguir los objetivos que se había propuesto el primer grupo de interesados, el 5 de febrero de 1910. Se esperó la temporada de verano para que el templo recién construido se viese lleno de feligreses, muchos de los cuales hicieron generosos aportes económicos, para celebrar dentro de él los sacramentos.
El 14 de enero de 1912 fue la solemne inauguración del templo. Fue una gran fiesta que reunió a todo el pueblo. Para la ocasión llegaron hasta el balneario las más distinguidas familias de Santiago entre las que se contaban las que más se vieron vinculadas a la obra desde el comienzo.
El Padre Ernesto Palacios Varas, vicepárroco de Cartagena, invitó a toda la comunidad a participar de este gran acontecimiento social. Se guarda entre el archivo parroquial una invitación del 9 de enero de 1912, en donde el clérigo llama a participar de la Bendición e Inauguración del Templo Parroquial para el domingo siguiente a las 10 de la mañana.
El original del conservador periódico santiaguino, El Ilustrado informa detalladamente como ocurrió aquel día:
Desde las primeras horas de la mañana, la Plaza de Cartagena se vio invadida por una interminable columna de fieles, que concurrían a solemnizar el acto religioso que se había fijado para las 10 A.M. En efecto, a la hora apuntada, el Vicario general del Arzobispado, Pbro. Manuel Tomás Meza delegado especial del Arzobispo de Santiago, Don Juan Ignacio González Eyzaguirre, dio principio a la ceremonia con la bendición exterior del templo, la que resultó imponente. Terminada la bendición se dio comienzo al oficio de la Santa Misa. El templo estaba lleno de fieles, no existiendo, propiamente hablando, un solo sitio desocupado, albergando en el interior a no menos de tres o cuatro mil almas.
Las columnas de la iglesia ostentábase hermosamente adornadas con guirnaldas de flores naturales (que hicieron un grupo de distinguidas señoritas).Como maestro de ceremonia fue designado el Pbro. Tomás Véliz, Visitador Diocesano.
Durante la misa, un coro de cantores acompañados de una escogida orquesta, entonó hermosos himnos sagrados.
El sermón fue predicado por el Reverendo Padre Adolfo Echarte; en escogidos términos el padre dilucidó el tema: “Considera la santidad del lugar en que pones tus pies cuando entras a la casa del Señor” (Eclesiastés 4, 17)
A las cinco de la tarde el nuevo templo estuvo nuevamente concurridísimo. El padre Manuel Tomás Meza después de una breve alocución pronunciada por el visitador diocesano, padre Tomás Véliz, administró el Sacramento de la Confirmación a aproximadamente a 300 fieles, entre hombres y mujeres. En seguida, en romería (por lo que se aprecia en la fotografía, esta procesión se hizo alrededor de la plaza), se llevó a efecto, con todos los rituales de estilo, la ceremonia de traslación del Santísimo Sacramento, desde la antigua capilla al nuevo templo.
Agrega el periódico que; Estas fiestas religiosas han hecho época en el puerto de Cartagena, con motivo de la grandiosidad con que se llevaron a cabo y será durante largo tiempo motivo de gratísimos recuerdos, testimoniando que el día de la inauguración fue un momento imborrable para la vida social de los residentes y veraneantes que deseaban para el lugar un lugar donde dar culto al Señor.
Ese mismo día el Padre Ernesto Palacios aprovechó la ocasión para pedir al Vicario General de la Arquidiócesis, Pbro Manuel Tomás Mesa, presente en la inauguración, la autorización para colocar el Vía Crucis en el templo con motivo, como expresa el sacerdote, de que los fieles puedan empezar a ganar las indulgencias. El Vicario dio el permiso correspondiente y tres días más tarde, es decir el 17 de Julio de 1912, el presbítero Tomás Véliz bendijo los cuadros que recuerdan la Pasión del Señor. El Vía Crucis que actualmente existe en la iglesia parroquial no es el que se menciona de dicho año, sino que fue puesto en el año 2002 por el actual párroco. El que se menciona en la carta se mantiene guardado debido a que faltan estaciones para completarlo.