Parroquia Virgen Medianera

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La erección de Cartagena como Viceparroquia.


Las labores de los vecinos interesados, en el establecimiento de un nuevo templo en el balneario, prosiguieron en los meses posteriores. La correspondencia llegó a manos del Arzobispo el que como se puede apreciar por el poco tiempo transcurrido, tuvo interés en crear dicho templo. Monseñor González Eyzaguirre mantuvo una constante preocupación por la creación de nuevas parroquias en lugares que lo necesitaban con urgencia, el caso del pueblo de Cartagena no fue la excepción.

El 11 de agosto de 1910, el Arzobispo de Santiago decretó a Cartagena como viceparroquia. Para mayor exactitud en la comprensión de los motivos que tuvo el eclesiástico para otorgar este título, y para la posterior fundación de la parroquia, se reproduce el texto que se encuentra en el libro del Archivo Parroquial de 1910:

Teniendo presente que el balneario de Cartagena tiene ya una población estable bastante numerosa; que son la construcción del ferrocarril al puerto vecino de San Antonio, dicha población aumentará más todavía; y que es necesario promover el servicio religioso de esta feligresía, que no puede sin notable incomodidad acudir para sus necesidades espirituales a las iglesias parroquiales de “Lo Abarca” o San Antonio, establecese en dicho balneario una viceparroquia, cuyo templo será la capilla construida en la plaza de la población.

Con el permiso dado desde el arzobispado los vecinos rápidamente efectuaron todo lo que era preciso para que se agilizara los comienzos de los trabajos. Fue así como el 12 de noviembre de 1910, Mons. González nombra la comisión de Señores y Señoras que se harán cargo de la edificación del templo. El clérigo dispuso que tal grupo debía ocuparse de colectar los fondos, preparar los planos y disponer todo lo necesario para la ejecución de la obra.

La comisión fue presidida por el párroco, Pbro. Francisco Cruzat Arias, el Pbro. Ernesto Palacios Varas, y de los señores

  1. Domingo Tagle Arrate (Abogado)
  2. Abel Saavedra
  3. José Francisco Fábres (Abogado)
  4. Domingo Ibarra
  5. Francisco Celis
  6. Alejandro Bezanilla
  7. Alejandro Valdés Riesco
  8. Vicente García-Huidobro
  9. David Frías (Médico)
  10. Víctor Larraín
  11. Cotidio Fernández
  12. Pedro Moyano ( Alcalde de Cartagena)
  13. Daniel Vial
  14. Alberto Schneider
  15. José del C. González
  16. Julia Altamirano de Alessandri
  17. Genoveva Celis de Ibarra
  18. Enriqueta Larraín de Ruiz-Tagle
  19. Mercedes Mira de Fernández
  20. Luisa Sota de Castillo
  21. Julia Tagle Pérez-Cotapos
  22. Edelmira González de Valenzuela
  23. Celinda González de Manríquez
  24. Remigia Dávila de Silva
  25. Srta. Clara Lemus


Se ha incluido la lista completa de las personas para captar en ella los destacados personajes de la época que estuvieron ligados desde el principio a la edificación. Se sabe que la comisión sesionaba además en la semana en las dependencias de la Universidad Católica, como lo demuestra un acta fechado a 25 de noviembre de 1910. En dicha ocasión el Padre Palacios dio cuenta de todo lo que había realizado para que se nombrase a Cartagena como parroquia y como se encaminaba la pronta edificación del templo. En aquella reunión ya se contaba con los planos propuestos, los que tuvieron una buena acogida entre los integrantes del grupo.

De los acuerdos que se tomaron se puede destacar que:

-En esta reunión que se determinó el lugar del templo, indicando que sería frente a
la plaza (lado oriente), al costado de la calle (actual Arzobispo Mariano Casanova), al lado de la pequeña capilla existente, dejándose diez a doce metros para se para el frontis de la plaza, en los terrenos que se habían destinado para tal efecto años antes.

-Se designó al arquitecto Napoleón Scolari para que idease el templo, y considerar
la pronta aprobación de los planos para presentarlos al Arzobispo González y a las correspondientes autoridades gubernamentales.

-El Padre Ernesto Palacios junto a José Francisco Fabres y Francisco Celis formarían una subcomisión que se ocuparía de que los trabajos de la edificación comenzaran cuanto antes, reiterando que el tesorero oficial el Padre Palacios.

La construcción del templo comenzó tres días después en Cartagena, el 28 de noviembre de 1910, se puede entender que esta fecha da el inicio de la medición del espacio donde se ubicaría el edificio, ya que el acceso al pueblo demoraba días, sobre todo si se toma en consideración los estrechos caminos y la lentitud del traslado de los materiales.

Para que el Padre Palacios estuviera más facultado para desempeñar su trabajo era necesario que se le nombrase vice-párroco, tal título lo recibió por decreto arzobispal el 17 de Diciembre de 1910. Así los vecinos comenzaron a ver como comenzaban las obras para levantar en el centro del pueblo en anhelado lugar donde podrían participar de los sagrados misterios y contar con la presencia estable de Jesús en el sagrario.

El Gobernador de la época, Don Carlos Rojas Valdés, comunica el 28 de diciembre al recién nombrado vicepárroco que el 22 del mismo mes, se le había designado junto a los señores Fábres y Celis, para la comisión Fiscal de Fábrica de la Iglesia de Cartagena. Realizados todos los trámites necesarios, ya solo se tenía que esperar que se avanzara en los trabajos.


Entre tanto, el prelado a cargo de Cartagena no perdía el tiempo. Se preocupó de analizar el estado de los fieles, realizando todo lo que estuviera a su alcance para realizar de mejor manera su labor de apóstol de Jesucristo en medio de los cristianos a su cargo. El 27 de enero de 1911 escribe desde Cartagena al Pbro. Martín Rückers el permiso para casar y bautizar, pues en el pueblo hay muchas familias sin constituirse religiosamente descuidando además la fe de sus hijos. Agrega en la carta que se hace cada vez más necesario que viva en el pueblo un sacerdote, diciendo que la Municipalidad estima en unas mil quinientas personas la población estable del balneario.
El Padre Rückers contesta el 2 de Febrero dándole permiso, con la facultad que tiene como miembro de la curia arzobispal, para administrar los sacramentos que pidió. Es importante destacar que el Padre Ernesto administraba los sacramentos preocupadamente de las personas más pobres, a quienes sólo les cobraba el valor de los óleos.

 

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La inquietud de la comunidad por un nuevo templo.

La comunidad de habitantes manifestó desde los primeros años la necesidad de tener mayor asistencia religiosa. Gracias a que en el balneario pasaban largas temporadas familias de un gran espíritu religioso, se consiguió dar mayor realce a esta iniciativa. Es así como el 5 de febrero de 1910, una comisión de señores y señoras se reunieron para levantar un acta que preparara la promoción de la fundación de la parroquia.

Dicha reunión contó con la presencia de los señores y señoras:

  1. Padre Ernesto Palacios Varas
  2. Domingo Tagle Arrate
  3. Abel Saavedra
  4. Francisco Celis
  5. Víctor Larraín
  6. Clara Rozas de Larraín
  7. Mercedes Mira de Fernández
  8. Genoveva Celis de Ibarra
  9. Luisa Sota de Castillo
  10. Pedro Moyano


En dicha reunión, se escribe en el acta, que el Padre Palacios manifestó que era necesario pensar seriamente en la construcción del templo parroquial de Cartagena, porque no era posible que los particulares construyeran hermosas y ricas casas de habitación, y los fieles no tuvieran donde oír la misa. Desde estos primeros testimonios escritos se ve la buena voluntad del mencionado sacerdote por dar al pueblo una asistencia religiosa adecuada al pueblo. Como se verá más adelante, él fue uno de los más obstinados constructores.

En la reunión del 5 de febrero de 1910 se tomaron decisiones para dar curso a la iniciativa expuesta, que tuvo una acogida unánime entre los presentes, acordándose:


1. aprovechar el periodo restante del verano para hacer beneficios para recaudar fondos para comenzar con los trámites respectivos,
2. designar a Don Abel Saavedra para que presentara lo expuesto en la reunión al párroco, Francisco Cruzat y pedirle su consenso y consejo,
3. colocar alcancías en lugares públicos para el depósito de las contribuciones económicas que los fieles quisieran hacer,
4. pedir formalmente al Arzobispo, Mons. Juan Ignacio González Eyzaguirre, la erección de la parroquia, y que nombre una comisión de caballeros y señoras para que se hicieran cargo de todo lo que se refería a la construcción del nuevo templo,
5. y que el tesorero oficial de tal obra fuera el Padre Palacios.

Los acuerdos tomados se cumplieron perfectamente. Don Abel Saavedra se hizo cargo, en primera instancia, de llevar a cabo los puntos estipulados en el acta, visitando al Padre Cruzat. El grupo de laicos que se comprometieron con la causa, de dar la solidez religiosa que el pueblo requería, fue siempre estable y contó con bastante cooperación de la mayoría de los vecinos. El Señor Saavedra, junto a otros cuatro destacados caballeros , escribe al Arzobispo González, el 15 de abril de 1910, para pedirle expresamente a nombre de los vecinos la erección de la parroquia de Cartagena y la consiguiente segregación jurisdiccional de la parroquia de Lo Abarca.

Los argumentos que se presentaron al prelado son: la gran afluencia de turistas durante la temporada estival, estimándose no menos de siete mil personas en el verano recién pasado; además se le hace ver a Monseñor González, que esta cantidad de población aumentará debido a las numerosas construcciones que se ejecutan en el lugar en aquel momento. Por otra parte, la llegada del ferrocarril hasta Malvilla había facilitado mucho el acceso al balneario, otra garantía de que Cartagena se vería prontamente visitada por una estimable cantidad de personas.

En la carta se sigue explicando al Arzobispo, que las necesidades espirituales de los fieles no podían ser atendidas como correspondía, ya que, el sector de las Playas, como se le denominaba a la actual comuna, estaba en un extremo de la parroquia , pese a la abnegación y buena voluntad del párroco, que debe permanecer en la sede parroquial mucho tiempo para cubrir todas las actividades que son propias de su misión apostólica.

Para dar mayor conocimiento se le explica al eclesiástico que hace más de diez años atrás se bendijo solemnemente un espacioso terreno que ocupa todo el costado oriente de la plaza del pueblo, colocándose en él la primera piedra para la construcción del futuro templo parroquial. Este texto deja entre ver que la bendición del terreno a la que se hace alusión, expresa el anhelo de tener una parroquia al principio de la fundación de la comuna. Además, la capilla con que se contaba era provisional y suficiente para las necesidades del momento en que se construyó, y que se podría convertir en casa el párroco. La carta hace mención a la reunión de febrero pasado, destacando la disponibilidad de los laicos que participaron de tal encuentro para la formación de la nueva parroquia.

El Señor Saavedra no dejó de pensar en nada para la exposición que hizo al Arzobispo de la situación en la que se encontraban, para comenzar con las labores que los inquietaban. La comisión dio detalles del estado económico de la viceparroquia y del futuro mantenimiento del párroco, así como también las rentas que podrían obtener mediante la creación de las diversas fuentes de ingreso para el mantenimiento de las dependencias parroquiales. Terminan la carta presentando al Arzobispo, los posibles límites territoriales para facilitarle la tarea de la designación de la extensión de la parroquia.

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Poblamiento de Cartagena
 
Alrededor de las últimas dos décadas del siglo XIX existía una capilla en el centro de Cartagena. No se tiene certeza cual es el año exacto de su construcción pero se sabe, por los pequeños registros que existen, que ésta era pequeña y que estaba ubicada frente a la plaza del pueblo, en la esquina nororiente a un costado del templo parroquial actual. Era la manera que tenía el párroco de Lo Abarca para evangelizar el incipiente balneario, que poco a poco se llenaba de las más aristocráticas familias de Santiago. Al lado de esta capilla estaban los terrenos pertenecientes a la Iglesia, que se habían bendecido para la futura edificación de un templo más amplio. La extensión del terreno destinado por la Iglesia para establecer el templo en el principio fue de un amanzana entera.

El Padre Cruzat, párroco de “Lo Abarca”, no podía atender la totalidad del territorio encomendado para la salvación de las almas. Cartagena fue uno de los poblados más desfavorecidos con tal descuido de la administración de los servicios religiosos. La población crecía considerablemente en el balneario a fines del siglo XIX, las familias más acaudaladas de Santiago, entre ellos muchos de los personajes del gobierno de la época, llegaban a pasar temporadas de descanso frente a las hermosas playas cartageninas.

En efecto, la población del balneario había crecido rápidamente en pocos años, atraídos los turistas por la tranquilidad del lugar y la cercanía a la ciudad. Los pescadores se habían visto favorecidos en sus rentas ante la despreocupación de la administración de los dueños de la Capellanía.

La Iglesia era la propietaria por herencia de Fundo la Capellanía, siendo su administrador directo el sacerdote de Lo Abarca. Por decreto del Arzobispado de Santiago, los terrenos de la actual Cartagena pasaron a depender de la parroquia de Cartagena (Lo Abarca), el 19 de Julio de 1872 . Hacia el año 1870 ya habían comenzado los problemas entre el párroco, Pbro. Ricardo Mesa, y los pescadores por los terrenos que pertenecían a la Iglesia. El Padre Mesa se hizo cargo de la situación comunicando al Arzobispado la situación en que se encontraba con los ocupantes ilegales que habían tratado con los pescadores el arriendo o la venta de los terrenos. La situación forzaba a la Iglesia a comenzar a parcelar y vender el Fundo la Capellanía, ya que con la llegada del tren a Malvilla la población crecería y por tanto se verían involucrados en más procesos por reclamos de terrenos ilegales.

Monseñor Mariano Casanova, Arzobispo de Santiago en ese entonces se negó en primera instancia a vender pero con el paso del tiempo dio el permiso al sucesor del párroco Ricardo Mesa, el Pbro. Emeterio Arratia.

Gran parte de las ventas de las tierras del lugar de las Playas de Cartagena fueron efectuadas por los Curas Arratia y Cruzat, en sus respectivos periodos. Éste último, hacia 1897 , se preocupó que se destinara un lugar para la construcción de una capilla. El terreno destinado, como se ha escrito anteriormente, fue el ubicado frente a la Plaza de Armas. Se puede evidenciar entonces que el nacimiento de la comuna- balneario tuvo como gestora a la Iglesia, no por el solo hecho de que los terrenos le pertenecieran a dicha institución, sino que también porque en torno a la pequeña capilla del lugar se distribuye el espacio de las viviendas y establecimientos públicos. Los existentes habitantes y los veraneantes contribuyen a la obra del cura párroco para establecer la presencia de un lugar en donde los fieles pueden ser atendidos en sus necesidades religiosas.

La consolidación de Cartagena como comuna se consigue el 10 de Agosto de 1903, al firmarse el decreto gobierno correspondiente que la independiza de la comuna de San Antonio, de la que dependía civilmente.

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