Poblamiento de Cartagena
Alrededor de las últimas dos décadas del siglo XIX existía una capilla en el centro de Cartagena. No se tiene certeza cual es el año exacto de su construcción pero se sabe, por los pequeños registros que existen, que ésta era pequeña y que estaba ubicada frente a la plaza del pueblo, en la esquina nororiente a un costado del templo parroquial actual. Era la manera que tenía el párroco de Lo Abarca para evangelizar el incipiente balneario, que poco a poco se llenaba de las más aristocráticas familias de Santiago. Al lado de esta capilla estaban los terrenos pertenecientes a la Iglesia, que se habían bendecido para la futura edificación de un templo más amplio. La extensión del terreno destinado por la Iglesia para establecer el templo en el principio fue de un amanzana entera.
El Padre Cruzat, párroco de “Lo Abarca”, no podía atender la totalidad del territorio encomendado para la salvación de las almas. Cartagena fue uno de los poblados más desfavorecidos con tal descuido de la administración de los servicios religiosos. La población crecía considerablemente en el balneario a fines del siglo XIX, las familias más acaudaladas de Santiago, entre ellos muchos de los personajes del gobierno de la época, llegaban a pasar temporadas de descanso frente a las hermosas playas cartageninas.
En efecto, la población del balneario había crecido rápidamente en pocos años, atraídos los turistas por la tranquilidad del lugar y la cercanía a la ciudad. Los pescadores se habían visto favorecidos en sus rentas ante la despreocupación de la administración de los dueños de la Capellanía.
La Iglesia era la propietaria por herencia de Fundo la Capellanía, siendo su administrador directo el sacerdote de Lo Abarca. Por decreto del Arzobispado de Santiago, los terrenos de la actual Cartagena pasaron a depender de la parroquia de Cartagena (Lo Abarca), el 19 de Julio de 1872 . Hacia el año 1870 ya habían comenzado los problemas entre el párroco, Pbro. Ricardo Mesa, y los pescadores por los terrenos que pertenecían a la Iglesia. El Padre Mesa se hizo cargo de la situación comunicando al Arzobispado la situación en que se encontraba con los ocupantes ilegales que habían tratado con los pescadores el arriendo o la venta de los terrenos. La situación forzaba a la Iglesia a comenzar a parcelar y vender el Fundo la Capellanía, ya que con la llegada del tren a Malvilla la población crecería y por tanto se verían involucrados en más procesos por reclamos de terrenos ilegales.
Monseñor Mariano Casanova, Arzobispo de Santiago en ese entonces se negó en primera instancia a vender pero con el paso del tiempo dio el permiso al sucesor del párroco Ricardo Mesa, el Pbro. Emeterio Arratia.
Gran parte de las ventas de las tierras del lugar de las Playas de Cartagena fueron efectuadas por los Curas Arratia y Cruzat, en sus respectivos periodos. Éste último, hacia 1897 , se preocupó que se destinara un lugar para la construcción de una capilla. El terreno destinado, como se ha escrito anteriormente, fue el ubicado frente a la Plaza de Armas. Se puede evidenciar entonces que el nacimiento de la comuna- balneario tuvo como gestora a la Iglesia, no por el solo hecho de que los terrenos le pertenecieran a dicha institución, sino que también porque en torno a la pequeña capilla del lugar se distribuye el espacio de las viviendas y establecimientos públicos. Los existentes habitantes y los veraneantes contribuyen a la obra del cura párroco para establecer la presencia de un lugar en donde los fieles pueden ser atendidos en sus necesidades religiosas.
La consolidación de Cartagena como comuna se consigue el 10 de Agosto de 1903, al firmarse el decreto gobierno correspondiente que la independiza de la comuna de San Antonio, de la que dependía civilmente.
El Padre Cruzat, párroco de “Lo Abarca”, no podía atender la totalidad del territorio encomendado para la salvación de las almas. Cartagena fue uno de los poblados más desfavorecidos con tal descuido de la administración de los servicios religiosos. La población crecía considerablemente en el balneario a fines del siglo XIX, las familias más acaudaladas de Santiago, entre ellos muchos de los personajes del gobierno de la época, llegaban a pasar temporadas de descanso frente a las hermosas playas cartageninas.
En efecto, la población del balneario había crecido rápidamente en pocos años, atraídos los turistas por la tranquilidad del lugar y la cercanía a la ciudad. Los pescadores se habían visto favorecidos en sus rentas ante la despreocupación de la administración de los dueños de la Capellanía.
La Iglesia era la propietaria por herencia de Fundo la Capellanía, siendo su administrador directo el sacerdote de Lo Abarca. Por decreto del Arzobispado de Santiago, los terrenos de la actual Cartagena pasaron a depender de la parroquia de Cartagena (Lo Abarca), el 19 de Julio de 1872 . Hacia el año 1870 ya habían comenzado los problemas entre el párroco, Pbro. Ricardo Mesa, y los pescadores por los terrenos que pertenecían a la Iglesia. El Padre Mesa se hizo cargo de la situación comunicando al Arzobispado la situación en que se encontraba con los ocupantes ilegales que habían tratado con los pescadores el arriendo o la venta de los terrenos. La situación forzaba a la Iglesia a comenzar a parcelar y vender el Fundo la Capellanía, ya que con la llegada del tren a Malvilla la población crecería y por tanto se verían involucrados en más procesos por reclamos de terrenos ilegales.
Monseñor Mariano Casanova, Arzobispo de Santiago en ese entonces se negó en primera instancia a vender pero con el paso del tiempo dio el permiso al sucesor del párroco Ricardo Mesa, el Pbro. Emeterio Arratia.
Gran parte de las ventas de las tierras del lugar de las Playas de Cartagena fueron efectuadas por los Curas Arratia y Cruzat, en sus respectivos periodos. Éste último, hacia 1897 , se preocupó que se destinara un lugar para la construcción de una capilla. El terreno destinado, como se ha escrito anteriormente, fue el ubicado frente a la Plaza de Armas. Se puede evidenciar entonces que el nacimiento de la comuna- balneario tuvo como gestora a la Iglesia, no por el solo hecho de que los terrenos le pertenecieran a dicha institución, sino que también porque en torno a la pequeña capilla del lugar se distribuye el espacio de las viviendas y establecimientos públicos. Los existentes habitantes y los veraneantes contribuyen a la obra del cura párroco para establecer la presencia de un lugar en donde los fieles pueden ser atendidos en sus necesidades religiosas.
La consolidación de Cartagena como comuna se consigue el 10 de Agosto de 1903, al firmarse el decreto gobierno correspondiente que la independiza de la comuna de San Antonio, de la que dependía civilmente.